La otra ‘guerra fría’ de Putin ya se libra en el Ártico
La futura base tecnológica Snowflake se enmarca en la pugna por dominar un área clave por sus reservas energéticas y como foco de amenaza militar para Europa y EE.UU.

«El mundo quiere morder algo de nosotros, pero deben saber, los que van a hacerlo, que vamos a arrancarle los dientes a todos». Así contestaba Putin el pasado mayo a las advertencias del secretario de Estado de EE.UU., Antony ... Blinken , en la reunión del Consejo Ártico , celebrada en Reykjavik. Un encuentro marcado por el preocupante desafío militar que el gobernante ruso estaba estaba llevando a cabo, con movimientos de las tropas de la Flota del Norte en la zona ártica, y que se prolongaron hasta enero.
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El Ártico es una zona estratégica para Putin, y lo será aún más en el futuro, a medida que las sanciones contra Rusia se acrecientan tras la invasión de Ucrania. En ese contexto se enmarca la creación de IAS Snowflake , la estación autónoma que construirá Rusia en el Ártico, un gran laboratorio de ‘innovación bajo cero’ en el que toda la energía provendrá de fuentes renovables y de hidrógeno. Fue a finales del año pasado cuando Yuri Vasiliev, el director ejecutivo del Instituto de Tecnologías del Ártico , anunció este ambicioso proyecto que, a diferencia de otras estaciones árticas, que solo funcionan durante tres o cuatro meses, estará en activo todo el año.

Según Vasiliev «estamos creando una instalación de prueba internacional interdisciplinaria a gran escala para realizar una variedad de operaciones experimentales con nuevos equipos y tecnologías . Será un puente entre la ciencia aplicada y las empresas industriales. El objetivo es probar y demostrar soluciones innovadoras en sistemas de almacenamiento de energía, estabilización térmica de suelos de permafrost, medicina ártica, telecomunicaciones de alta latitud, aeroponía e hidroponía o plataformas robóticas con inteligencia artificial ».
Se espera que esté finalizada para 2024 y se ubicará en las estribaciones de los Urales polares. Una propuesta por la que China ha mostrado interés, y que el gobierno ruso se ha preocupado de explicitar que sigue vivo. ¿A qué se debe esta apuesta de Putin, refrendada incluso en plena guerra? Enrique Ayala , analista de la Fundación Alternativas y general de brigada retirado, explica que «en el Ártico, como consecuencia del cambio climático desde hace años, se está produciendo una elevación de la temperatura que genera un deshielo. Esto está permitiendo una serie de actividades que antes eran prácticamente imposibles. Una de ellas tiene que ver con las rutas de transporte , lo que recortaría de forma considerable el camino a recorrer y los costes. La otra cuestión es la explotación de los recursos del Ártico».
Ayala recuerda que en la actualidad hay cinco países con entrada al Ártico: Estados Unidos, Canadá, Noruega, Dinamarca y Rusia. El Instituto de investigaciones geológicas de Estados Unidos estima que el 30% del gas y el 13% del petróleo mundial de reservas desconocidas se concentran en el Ártico. En concreto, se afirma que en la zona ártica existen unas reservas de 20.000- 46.000 millones de petróleo y de 36-83 billones de m3 de gas. Esta situación confiere a los hidrocarburos una situación estratégica dentro de la política ártica de Rusia. Además, en la zona hay yacimientos de manganeso, plomo, oro, platino y diamantes .

La flexible visión rusa de la ley del mar
El analista Enrique Ayala explica que «hay un tratado, que se llama de ‘la Ley del mar, ‘ que permite «extender la zona económica exclusiva de un país más de doscientas millas siempre que exista plataforma continental». En el caso ruso, explica este experto, en su costa hay una cordillera submarina llamada Lomonosov que sirve de justificación a Rusia para considerar que sus intereses «se extienden más allá de lo establecido, y así lo reclama».
Luis Martínez Montes, Consejero Ejecutivo Principal para Asuntos Parlamentarios del Ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, comenta «la creciente importancia del Polo Norte ha llevado a Moscú a la elaboración de una Estrategia para el Ártico cuya más reciente versión data de 2020. Esta Estrategia contempla la defensa, promoción y expansión de los intereses rusos, incluyendo el económico y el militar . Hemos de recordar que, en el contexto de una mayor competencia entre las grandes potencias por el dominio del Ártico, R usia realizó el gesto simbólico de plantar una bandera en su lecho submarino en agosto de 2007 », manifestando así una voluntad de afirmar su presencia en la zona.
Los expertos apuntan que el 70% de las reservas potenciales de petróleo que ofrece en la zona están en territorio ruso
Pasos clave
En cuanto a las rutas, la del noroeste sería la que permitiría pasar del Atlántico al Pacífico por el norte de Canadá y Alaska, lo que evitaría tener que ir por el Canal de Panamá. Las dificultades subyacen en que es un hielo más resistente y puede tardar décadas en estar operativa. Luego, está la ruta ártica , que supone pasar del Atlántico norte al Pacífico por el norte de Rusia. Esta ruta hasta ahora estaba abierta durante dos meses del verano, y ahora se espera que en los próximos años sea accesible todo el año . Todo ello simplificaría la logística de los cargueros. Para todo ello, Putin anunció que estaba creando una flota de rompehielos nucleares.

La explotación de esta ruta, matiza Montes, sin embargo, necesita de una fuerte inversión en infraestructuras y, por tanto, requiere el acceso a fuentes internacionales de capital y tecnología, algo que la imposición de fuertes sanciones por la comunidad internacional derivadas de la invasión de Ucrania hará cada vez más difícil para Moscú. Además la región más septentrional de Rusia, en concreto la península de Kola, es la base de su Flota Septentrional y de los submarinos dotados con misiles balísticos intercontinentales , que son los encargados de asegurar una capacidad de segundo ataque nuclear.
Ayala señala que hay una posibilidad de que los misiles puedan ir por rutas polares, en lugar de ir por el Pacífico, lo que supondría un acortamiento del camino y serían más difíciles de detectar por los radares. Algo que las fuerzas de inteligencia estadounidenses ven como preocupante. Putin, tal y como informaban la inteligencia Noruega y distintos medios estadounidenses, ha estado desarrollando en el Ártico misiles supersónicos imbatibles con cabezas nucleares .
Un ejemplo es el Poseidon , que en palabras de Christopher A. Ford, exsecretario de Estado ejecutivo en el Centro de Seguridad Internacional y de No-Proliferación del Departamento de Estado de EEUU, puede inundar las costas de EE.UU. con tsunamis y radiación. Asimismo la relevancia de la zona también se mostraba el 4 de marzo, cuando el Institute for War Studies (IWS) informaba que había pruebas de que el Kremlin estaba moviendo refuerzos desde el Ártico a Siberia.
Posición ventajosa
Todo estas cuestiones revelan que el Ártico puede ser la próxima ruta de la seda polar y un área geoestratégica fundamental. De ahí que los expertos coincidan en vaticinar que habrá disputas por los intereses económicos y empresariales en juego, con un punto de partida en el que el 70% de las reservas potenciales de petróleo que ofrece en la zona están en territorio ruso. La creación de Snowflake se enmarca en el intento de aprovechar, con la tecnología más puntera, todas las posibilidades que ofrece está posición de ventaja en un nuevo episodio de la nueva guerra fría .
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